Hoy tenemos un temático un poco distendido, como para hacer la previa para la semana que comienza en breve. Hoy hablaremos de lo que creemos que tenemos de distinto al resto de las personas, o eso que imaginamos que los demás ven de distinto en nosotros. Tan complejo como suena, puede ser resumido en un par de cuestiones sencillas.
En el mundo hay casi 7000 millones de personas, cada una con una patrón genético único e irrepetible, no sólo para nuestro planeta, sino para todo lo que conocemos como Universo. Partiendo de esa premisa cientifica, sería difícil decir que nadie tiene algo distinto para ofrecer, algo único, que nadie más tenga.
Lo primero sería asumir nuestra “diferencia” con el resto, analizando que cosas podemos aportar al mundo que otros no. Una actividad, una idea, una actitud.. cualquier distinción puede cumplir el objetivo, o mejor, darnos un objetivo para con nuestra vida. Los sueños, las utopias, son únicas de cada persona, y con sólo seguirlas ya tenemos motivos suficientes para destacar.
Y para cerrar el círculo, tenemos la visión de los demás, esa maldita vara medidora que muchas veces nos limita y nos hace dudar de nuestra propia persona. Será lo que destaque de nosotros, lo distinto, lo que llame la atención de otras personas. Sin ir más lejos, de seguro crearon su actual grupo de amigos basados en cuestiones particulares y distintivas de cada uno, que muchas veces nos complementan y que por ende necesitamos. Lo distinto, lo que muchas veces nos separa, es casi siempre el motivo de unión.